Ultima muñeca
David Cabrera
Todo es oscuro aquí, no podría terminar la muñeca que quiero regalarle a mi sobrina si no fuese por la bombilla que sobre mí alumbra. Mi madre ha entrado al cuarto, he escondido a la muñeca rápidamente, no quiero que se entere de lo que estoy haciendo, solo entro para apagar la bombilla y mandarme a dormir, para ella la luz es muy importante e igual para mí, pero no más que la muñeca de trapo que le hago a mi sobrina menor
Mi madre al apagar la luz no impedirá que
termine mi regalo, he cogido unas velas y cerillas, ellas me alumbraran lo
suficiente para terminar, afortunadamente solo me faltaban los ojos a lo cual
le acabo de coser unos botones muy lindos que seguramente a mi sobrina le
encantaran. He terminado, no tengo más que hacer hoy, esconderé mi muñeca tras
el antiguo cuadro del abuelo, buenas noches.
No sé qué pasa, escucho a mi madre llorar,
a mi padre, a mis tíos, pareciera un sueño, corro hacia ellos pues en la
angustia de sus llantos creo escuchar mi nombre, he preguntado qué pasa, solo
se reducen a llorar, ¡Exijo una explicación! He exclamado en voz alta, mi madre
llorando, con una voz entrecortada y poco entendible dijo que mi sobrina ha
muerto, ¡Vaya! Ahora es cuando entiendo su llanto y pronto tengo el propio,
quiero un consuelo ¡Un abrazo! Mas pareciera que yo, una niña de nueve años
solo sirve para mandados, pareciera que mi llanto es mudo y mi piel invisible.
Ha pasado el día, nadie ha llorado como
yo, suelo esconderme para llorar pues ya sé que mi llanto para los mayores no
es más que un pozo sin agua.
Mi sobrina en el ataúd, corro a por mi
muñeca. Estoy frente a ella, tan pálida, durmiendo, tiene una paz que quizás en
vida nunca tuvo, antes de dar la vuelta dejo la muñeca sobre el ataúd y
pareciera, la vi sonreír
1 comentario:
mi favorita
Publicar un comentario